martes, 13 de diciembre de 2011

La teoría de los 5 años

Aquí pasan cosas raras que nunca pasarían en España:
1. Después de dos horas de clase, el profesor pregunta si se quiere hacer un descanso, ¡y son los alumnos los que dicen que no!
2. Desde septiembre, a las 4 de la tarde ya no encuentras sitio en la biblioteca.
3. A las 8 de la mañana el profesor no se presenta y los alumnos sacan los libros en silencio y se ponen a estudiar.
Ça nous énerve!!
Esta ansia que tienen los franceses, y que a nosotras nos frustra, hizo que surgiera esta teoría el otro día de camino a la biblioteca.

Durante nuestras prácticas en el hospital nos hemos dado cuenta de cómo los franceses saben muy bien lo que tienen que hacer cuando llega un paciente (clarísima la "prise en charge"). Pero cuando les preguntas el por qué, ves que la fisiopatología no está tan clara (aquí no estaban Novoa ni "el Náufrago").
Esto nos hizo pensar en que aunque ahora nosotras no tenemos ni idea de nada, los médicos españoles están muy bien preparados. ¿Cómo ocurre eso...? ¡durante la residencia!
Vale, ahora sabrán mucho más ellos que nosotras, pero dentro de cinco años...cambiarán las tornas. Adquiriremos los conocimientos prácticos en la residencia, y tendremos mucha más base teórica que ellos (no porque nos acordemos, sino porque lo habremos repasado todo para el MIR). Así que, ¿qué estamos haciendo yendo a la biblioteca? ¡Vámonos a la cafetería a esperar 5 años!

Ésta teoría se la dedicamos a todos aquellos que ahora mismo se sienten cómo nosotras, frustrados de tanta necesidad de estudio. Y muy en especial a nuestra querida germana y germana adoptiva, que siempre nos comprende.

Atentamente,

 RATATUYA

martes, 29 de noviembre de 2011

¡Qué frescas!

Después de un mes haciendo la compra a diario, decidimos que ya iba siendo hora de hacernos con un "frigo" que refrigerase nuestros alimentos. El problema era que nos habíamos percatado de esa necesidad demasiado tarde, cuando los carteles que llenaban los corchos de las escaleras de Mermoz anunciando frigos de segunda mano habían desaparecidos. ¡Qué ingenuas al pensar en un principio que podíamos sobrevivir sin frigo! ¡Incluso a Cristina le pareció buena idea la propuesta de Elena de guardar todo en una de esas bolsas para guardar el pescado!
Un día, yendo a nuestro querido banco, nos paramos en una tienda de electrodomésticos que encontramos de camino. Nuestro presupuesto era de 100 euros, el precio más barato que se había conseguido entre nuestros amigos  de Mermoz. El precio más económico de la tienda era de 115, y no estábamos dispuesta a pagar esos 15 euros de más. No debimos ser muy claras con el vendedor, pero sus ansias de vendernos un frigo esa misma tarde no le dejaban parar de enseñarnos TODOS los frigos de la tienda, hasta el más caro. Tras ver los de 1.000 y pico euros, sonreímos, dimos las gracias y le dijimos "ogbuá mesié".
¡Entonces...al Auchán (el Alcampo francés)! Una vez que el bus nos dejó en el polígono industrial, nos pusimos a buscar dónde exactamente estaba el Auchán, en una de nuestras vueltas recogimos un carrito extraviado del Decatlón y lo adoptamos. ¡qué canteo por los pasillos del Aunchan con nuestro carrito azul!
Cuando localizamos el frigo del que nos habían hablado entre los pasillos de los electrodoméstico fuimos corriendo a pedírselo al vendedor, el cual nos dio la peor noticia que podían darnos en ese momento...¡no quedaban! Pusimos cara de cordero degollado, a ver si eso solucionaba algo. Nos dimos la vuelta cabizbajas, cuando escuchamos la voz del vendedor que corría a buscarnos. Había hablado con su jefe, a ver que se podía hacer por esas pobres desgraciadas, y nos proponía llevarnos el frigo que estaba de exposición. Se nos iluminaron las caras. No nos lo podíamos creer, intentamos disimular nuestra euforia mientras nos embalaban nuestro trofeo. Nuestro amigo el vendedor, nos preguntó si teníamos coche para llevárnoslo, y al decirle que no, nos ofreció el servicio a domicilio, por solo el módico precio de 25 euros más....NI DE COÑA! ¡Nos lo llevamos a la espalda! Y dicho y hecho, vaya dos locas cruzando la autoría de cuatro carriles con el frigo medio cayéndose del carrito huérfano del Decatlon. Para rematar la situación, ya se había hecho de noche. Cuando llegó el último bus del día, y abrió sus puertas, le pusimos al conductor la carita de pena que ya dominábamos a la perfección, y no se pudo negar a dejarnos subir el frigo.
Una vez en la residencia, instalamos el frigo en la habitación de Elena. Y ahí permanece para darnos cada día los alimentos frescos de que disfrutamos.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Ratatuya





Ya iba siendo hora de presentaros a Ratatuya. Es la mejor compañera de piso que se puede tener: sabe escucharnos y entendernos, es silenciosa, no molesta,  y aunque aún no nos ha demostrado sus artes culinarias, esperamos que cocine también como su hermano Ratatouille. Desde luego lo que sí que nos ha demostrado es que sabe divertirse, aquí dejamos un vídeo que lo demuestra:



A pesar de la poco aceptación que tuvo en sus primeros momentos, Ratatuya ya es aceptada como una más de la familia. Bienvenida sea.

lunes, 7 de noviembre de 2011

El poder del anillo



Por fin hemos empezado los esperados ‘stages’ y… no, no son tan maravillosos como pensábamos. En primer lugar, 10 horas al día en el hospital en francés TODO, es inhumano: explotación estudiantil. En segundo lugar, nos encanta sentir el poder del anillo de Frodo, nos hace invisible hasta delante de la señora de la limpieza.
También nos hemos darnos cuenta de otras cosas: de lo mal que hablamos francés, de lo poco que lo entendemos, de las pésimas habilidades médicas y sociales que tenemos….vamos, que nos hemos convertidos en las típicas ‘EMPANADAS’. Sí, sí, de esas que pululan por ahí sin decir nada y con la expresión en la cara de ‘ein?’.  
Gracias a nuestra invisibilidad se dan casos como el siguiente: médico explica a los ‘externos’ (alumnos de medicina) quelquechose. Su mirada va saltando de externo en externo, pero por supuesto nunca se detiene en un erasmus. ¡Se creen que no les  entendemos! y encima tiene razón…!
Luego están aquellos momentos en los que todos están corriendo estresados de un sitio a otro, y tú sin nada que hacer… lo único que se ocurre es lavarte las manos con el gel desinfectate Purell. Una y otra vez; vamos, que debemos de tener las manos más limpias de todo el hospital.
En urgencias todo va muy deprisa. Y por supuesto, la comida también (es impresionante la capacidad que han desarrollado para engullir). Entre bocado y bocado les da tiempo a hablar, ¡y cómo hablan! La velocidad de las conversaciones es sorprendente. Pero en el momento en que se te ocurre decir algo, todo se ralentiza. La gente se calla, dejan de comer, te miran y mientras balbuceas fruncen el ceño intentando entenderte. Visto el éxito, decides no volver a abrir la boca.
A pesar de todo esto, seguro que estamos aprendido… seguro???

domingo, 30 de octubre de 2011

El precio gañán

Como estudiantes que somos, (y recibiendo una beca de Castilla y León...) casi no nos queda otra que comprar los productos de la marca,digamos, más asequible. En nuestro caso se trata de 'el precio gañán' ('le prix gagnant'). Para mi sopresa, debo deciros que me acabo de hacer un té de una conocida marca (omitiremos el nombre....) y me he dado cuenta de que está mucho peor que la del gañán. Por no hablar de los panecillo, por supuesto! (aquellos que los han probado saben de lo que hablo). Asi que ya sabéis, no siempre la peor marca es incomestible!

sábado, 22 de octubre de 2011

BNP Paribas, queremos ser tu banco!

Ha llegado la hora de contar la historia que nos ha dado más quebraderos de cabeza desde nuestra llegada. Muchos de vosotros quizás ya la habréis escuchado, pero era necesario dejarla aquí patente.

Todo empezó el día 6 de septiembre, como un bonito regalo de cumpleaños para Elena. Necesitábamos hacernos una cuenta en un banco francés, y para nuestra alegría, justo ese día en la misma facultad había un stand del PNB Paribas (nuestro más fiel banco) que nos ofrecía hacernos allí misma la cuenta, y no sólo eso, sino que por hacérnosla nos regalaban 80 euros (sí, a nosotras también nos pareció sospechoso, y en efecto, aún no hemos visto ni un céntimo…). El caso es que allí  mismo, junto al stand de la fiesta de farmacia con la música a tope, y sin entender ni una palabra de las explicaciones en francés que nos daba la chica (excepto lo de los 80 euros que nos quedó muy claro), firmamos un papel y nos fuimos tan felices con nuestro boli de propaganda.
Al día siguiente en ese mismo stand, nos trajeron un tocho de papeles (que seguíamos sin entender). ‘Pero…¿dónde está la tarjeta?’ Nos dijeron que para ello teníamos que dar la atestación de la residencia.

Otro día, de camino al Ikea (visita obligatoria para comprar cosas de necesidad básica: almohada, alguna mantica, cubiertos para comer…) vimos una sucursal de nuestro banco en una de las paradas del tranvía en un pueblo de alrededor de Lyon (Bron). Así que decidimos ir allí a dejar la atestación.
A la semana, dejando deliberadamente tiempo para que llegarse la tarjeta, volvemos a dicha sucursal, todas emocionadas (a todo esto solo nos quedaba algo de dinero que trajimos en mano). Como para nosotras no existen horarios, cuando llegamos, estaba cerrado. Por ello aprovechamos para hacer la comprar en un Casino que había allí (es decir, el supermercado más caro de Lyon, justo el mismo que está enfrente de nuestra resi). Compramos muchas cosas, entre ellas un saco de 5kg de patatas.
Volvemos al banco, y allí nos dicen que esa no es nuestra sucursal. Cogemos de nuevo el tram y vamos a la que parece ser la nuestra, mucho más cerca de aquella perdida del mundo.  Entramos con nuestro saco de patatas y toda nuestra compra en el que a partir de ahora sería NUESTRO BANCO, y la recepcionista, nuestra mejor amiga.
Ella nos dijo que para recoger la tarjeta necesitamos llevarle una carta que nos debía llegar a la residencia. Nos vamos todas decepcionadas a casa con las patatas en la cabeza.
Cuando llegamos, vemos que en el buzón tenemos mil cartas del banco y una notificación de correo certificado. Vale, ningún problema, vamos a la Poste a recogerlo. Pero nooooo, no iba a ser tan fácil. En correos había perdido nuestra carta CERFITICADA.
Decidimos volver al banco sin esa carta, pues nos parecía que con las otras mil era suficiente y una cafetera bajo el brazo que se nos ocurrió comprar de camino. Efectivamente, las cartas eran suficientes, ahora el problema era la atestación. Nuestra mejor amiga nos preguntó por ella. Le dijimos que la habíamos entregado, y cuando consulta en su ordenador dónde estaba, nos dice: ‘En Bron????’. Nuestro nivel de francés no era ni siquiera suficiente cómo para explicarle porqué estaba en ese pueblo perdido (aunque tampoco es que haya otra explicación fuera de nuestro empanamiento…) Total, que otro día que volvemos frutradas.

Tercer o cuarto intento: con la atestación, la carta, y todo lo que se nos ocurrió que pudiera ser necesario, hicimos una nueva excursión al banco. Nada más entrar nos suelta la chica: ‘A por la tarjeta no? Señorita López Miralles?’ .Vamos, que se había quedado hasta con nuestro nombres. Elena firma primero, le dan la tarjeta, objetivo conseguido. Mientras tanto Cristina no deja de rebuscar entre sus miles de papeles. Cuando le llega el turno mira con ojitos de pena y le dice: ‘No la encuentro’. La señora ya, harta de nosotras, le da un papel cualquiera para que firme, y con ello la tarjeta.
No nos lo podíamos creer, teníamos LA TARJETA. ‘Bueno, pues vamos a probarla ,no?’.
Elena hace el primero intento. Mete el código y….error! ‘Pero qué ocurre ahora?????’ Lo que ocurría es que el papel que acababa de firmar era el de Cristina y por tanto el código también. Vale, no pasa nada, nos ponemos otra vez en la cola para decírselo a la chica. Ésta nos mira de reojo aterrorizada. Mientras, nosotras pensamos cómo poder explicarle lo listas que somos al haber firmado los papeles contrarios. El ataque de risa nos impedía pensar. Finalmente conseguimos nuestras tarjetas y códigos correctos y sacamos dinero pues ya estábamos en las últimas.

Pasada una temporada de tranquilidad, Elena se mete en su cuenta y se da cuenta que le faltan 60 euros de un tal ‘retrait’ del banco. Vamos, que según ella, se lo habían robado. Va toda indignada al banco a exigir explicaciones. A ello le contestan: ‘Esos 60 euros son de un retrait que usted a hecho en esta sucursal’. Pero…¿qué es un retrait??. Entonces se da cuenta de que ese dinero era el que había sacado el primer día con la tarjeta y que retrait significa ‘retirada’. Agachando la cabeza por la vergüenza, sale de allí.

Aquí acaba nuestra historia, pero no es un final, es un punto y seguido. Nunca se sabe cuando volveremos a nuestro querido BNP Paribas….

jueves, 20 de octubre de 2011

El diario de la abuela

El diario de un erasmus siempre es algo curioso (o como diríamos aquí: ‘très intéressant’). Hemos pensado que nuestras aventuras deben ser compartidas para que todo el mundo pueda reírse con/de nosotras.

Recibió Cris una carta de su abuela insistiendo en lo maravilloso que es escribir un diario. En palabras de la susodicha abuela:

Ya sabes que yo tengo un pequeño grupo de amigas, todas octogenarias, nosotras decimos ‘la etapa de los 80’, donde casi todas estamos bastante desmemoriadas, pero lo que más nos gusta es recordar las cosas del pasado: nuestro colegio, nuestra juventud, las excursiones, los bailes, los amores…en fin, todas aquellas cosas con las que disfrutamos […]. La misión del diario es ayudarnos a recordar lo mejor de nuestra vida.’

Sí, todos sabemos que las abuelas son muy sabias, pero viendo que éramos demasiado vagas como para coger el boli extraescolarmente, optamos por la idea que Mar nos propuso de hacer un blog.

Así que aquí estamos….listas para liarla en Lyon!